El túnel

Todo indica que es una de las grandes novelas de Ernesto Sabato, la cual revisite. Mi primer encuentro con esta novela fue en audiolibro, lo cual influyó de manera importante para que los elementos más punzantes se hicieran evidentes, ya que la edición que escuche estaba grabada con acento argentino muy porteño, y con una profunda compenetración de personaje que obligaba a odiar de modo recalcitrante a Juan Pablo Castel.
Ahora bien, en esta ocasión tuve la oportunidad de leerlo, con mi voz (aunque no puedo negar que un porteño me dictaba detrás de la oreja) y a mi tiempo, lo cual ayudó mucho para saborear mejor esta novela que fue laureada por Albert Camus. En esencia es una gran obra que discute sobre los aspectos mas sucios y profundos del ser humano, que no sólo se despiertan antes sucesos abominables o grotescos, sino incluso con el amor, que cuando se decanta en su esencia más profunda, se envilece y envenena, volviéndose una puerta de entrada a la locura, y en particular a la locura del corazón, que toma el comando del ser, y entonces el cerebro se transforma en el aliado que envilece los latidos envenenados, permitiendo que el mundo sea un escenario Dantesco en el cual nos enlodamos y sufrimos los embates de una supuesta razón que soporta incondicionalmente a la irracionalidad. Este coctel es la esencia profunda del hombre que, como un animal herido solo desea sobrevivir, aunque para ello tenga que matar.
Es un libro profundo, interesante y que revuelve el cochambre; de esas lecturas que agrada por ser molestas, incomodas e incluso tóxicas. Ernesto Sabato nos hace respirar un aire pesado, contaminado, que nos envenena.