RamenWitch reseñó La hija única de Guadalupe Nettel
La hija única
2 estrellas
Guadalupe, genera en una narrativa cotidiana y bastante ligera, que nos hace creer que estamos escuchando una plática informal, con una amiga de confianza, pero en un entorno contenido y asegurado por el espacio lírico.
La voz en primera persona, desde el personaje de Laura nos muestra una estampa de la vida actual (2020), en la ciudad de México, entre cafés, comidas, colectivos feministas (La Colmena) que, resguardan a las maternidades disidentes, la propia relación con su madre, y su madurada óptica sobre la soltería, y otros matices que buscan desapropiarnos de estructuras caducas.
Laura nos lleva de la mano a la historia de Alina, una madre que recibe una noticia impactante acerca de la salud de su hija Inés, por nacer. Vamos de la mano desde su embrazo hasta los primeros meses de vida, transformando ideologías concretas sobre las intervenciones médicas y el entretejido social.
Una novela logo-tanatológica sin …
Guadalupe, genera en una narrativa cotidiana y bastante ligera, que nos hace creer que estamos escuchando una plática informal, con una amiga de confianza, pero en un entorno contenido y asegurado por el espacio lírico.
La voz en primera persona, desde el personaje de Laura nos muestra una estampa de la vida actual (2020), en la ciudad de México, entre cafés, comidas, colectivos feministas (La Colmena) que, resguardan a las maternidades disidentes, la propia relación con su madre, y su madurada óptica sobre la soltería, y otros matices que buscan desapropiarnos de estructuras caducas.
Laura nos lleva de la mano a la historia de Alina, una madre que recibe una noticia impactante acerca de la salud de su hija Inés, por nacer. Vamos de la mano desde su embrazo hasta los primeros meses de vida, transformando ideologías concretas sobre las intervenciones médicas y el entretejido social.
Una novela logo-tanatológica sin sobre pensar en las directrices clínicas sino, como un ejercicio de mirada observadora no juiciosa, donde perdura el acompañamiento incondicional. Salpicado de historias secundarias: Doris, una mujer deprimida, en maternidad autónoma con un hijo pequeño. La relación de Laura con ellos, como espacio a la empatía y la revelación de su propia identidad; expone abiertamente las vicisitudes que trae consigo la soledad, la precariedad, y la fuerte necesidad de un tejido de soporte. Y un nido de aves que se implanta en la cornisa de Laura, como estampa de lo efímero, redondeando las ideas que se siembran y germinan a lo largo de la novela.