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3 estrellas
Si la psicohistoria no se puede basar en actos individuales, es curiosa la ingenuidad con la que plantea ese personaje que está en el momento adecuado con el poder adecuado para mover ficha cuando toca.
Un libro que funciona mejor como ensayo que como novela y que me hace pensar en el tipo de estadistas que se manejaban en la época de Asimov para que demuestre tal fe en ellos (Parece difícil con lo que estamos viendo en 202x...)
Este libro no pasa el test de Bechdel porque, simplemente, no hay personajes femeninos con los que contar.