Tras más de una centuria desde su creación, el incesante enredo amoroso entre un bendito felino de sexo indeterminado y un cínico ratón que lo cose a ladrillazos se mantiene conmovedor y vibrante en su lectura, certificando a George Herriman como una de las voces más particulares de la historia del arte y haciendo de su obra, a la postre uno de los tebeos más antiguos del mundo, uno de los tebeos más modernos del mundo.
Considerada sin asomo de estridencia una de las más grandes creaciones jamás realizadas en forma de historieta, venerada por las vanguardias e inspiración sostenida para un sinnúmero de escritores, dibujantes, músicos, arquitectos, cineastas y artistas de todas las disciplinas, la obra maestra de Herriman se constituye en una categoría técnica que anticipa todos los usos futuros del lenguaje y la ingeniería del cómic —en su profunda humanidad, hecha de …
Krazy Kat es un misterio.
Tras más de una centuria desde su creación, el incesante enredo amoroso entre un bendito felino de sexo indeterminado y un cínico ratón que lo cose a ladrillazos se mantiene conmovedor y vibrante en su lectura, certificando a George Herriman como una de las voces más particulares de la historia del arte y haciendo de su obra, a la postre uno de los tebeos más antiguos del mundo, uno de los tebeos más modernos del mundo.
Considerada sin asomo de estridencia una de las más grandes creaciones jamás realizadas en forma de historieta, venerada por las vanguardias e inspiración sostenida para un sinnúmero de escritores, dibujantes, músicos, arquitectos, cineastas y artistas de todas las disciplinas, la obra maestra de Herriman se constituye en una categoría técnica que anticipa todos los usos futuros del lenguaje y la ingeniería del cómic —en su profunda humanidad, hecha de un suave humor y una tierna melancolía, y en un sibilino calado poético que tal vez sea su mayor secreto—. Una suma de cualidades inestimables que germinan en el ánimo del lector con el potencial de cambiarlo para siempre.
Se recogen en este volumen los dos primeros años de páginas dominicales restauradas, traducidas y rotuladas para la ocasión, muchas de ellas nunca antes ofrecidas a imprenta a partir de los materiales originales más allá de su primitiva publicación en prensa, lo que supone la posibilidad de disfrutarlas por vez primera em todo el fulgor de su blanco y negro.
Aunque tal vez no sea la lectura más fácil del mundo sí que es fascinante este viaje en el tiempo a los inicios del noveno arte y descubrir cómo eran los cómics hace casi 120 años cuando el medio estaba prácticamente en pañales y estaba todo por inventar. Ese Ignatz de trazos simples pero increíblemente expresivos es una de mis debilidades comiqueras, durante mucho tiempo lo usé como avatar en diferentes webs. Esta edición de La Cúpula puede ser un poco incómoda de leer y difícil de acomodar luego en alguna estantería, pero la calidad enorme que tiene lo compensa de sobra.