Elena de Esparta reseñó Un cuento oscuro de Naomi Novik
Más allá de las heroínas de ahora
Advertencia de contenido Información sobre el desarrollo de uno de los personajes secundarios importantes
Adoro los personajes femeninos. En serio, los amo. Cuanto más imperfectas son, más las quiero. También amo los cambios de roles entre estereotipos. Y posiblemente estas dos cosas juntas se deben a mi amor por Mulán de Disney. Ver a esa chica que era ingeniosa y de buen corazón cambiar su estilo de vida rompiendo las reglas sociales sin perder su esencia fue un gran de ejemplo de abrirse camino al hostil mundo sin olvidarse de uno mismo.
A día de hoy, pocas son las novelas juveniles que no estén protagonizadas por mujeres de armas tomar: asesinas, ladronas, guerreras, justicieras, maquinadoras, líderes, magas, heroínas ultra poderosas,... Lo cual está fantástico. Grandioso, incluso. Y ahora viene a pega ¿qué pasa con las chicas que simplemente son... la Mulán del inicio de la película?
No todas queremos ser la mujer más temible y deseada del reino y recibir besitos en la frente de nuestra pareja en la intimidad. Algunas queremos (sí, soy de este grupo y no me escondo)ser la solitaria pero abnegada bruja buena que tanto te prepara un caldo para curarte del frío del invierno como escucha tus penas mientras huyes de tu mala vida y además recibimos igualmente besitos en la frente de nuestro ser amado.
En esta novela no solo la protagonista es ese tipo de personaje sino también es el ejemplo perfecto de como funciona realmente la mentalidad de una persona de una aldea o pueblo "medieval" (entrecomillado porque el Medievo es unperido muy largo y puede no ser siempre cien por cien así). Estás personas tenían un gran sentido de la comunidad, del aprovechamiento, de los lazos que los unen y del respeto por que todo sea tal y como indican las estaciones. Los cambios debían ser premeditados y esperados y si alguien estaba mal, todos lo estaban y todos debían colaborar por cuidar de esa persona. Nieszka no está preocupadísima porque es la única que puede alimentar a su familia, ya que sabe que en su aldea todos cuidan de todos, sino que está más preocupada por su amiga Kasia porque cree que le ha robado algo que debía ser suyo.
Más adelante (y aquí empieza el spoiler) Kasia aparece de nuevo adaptándose a su nueva realidad y aunque era una chica que estaba deseosa de escapar y ver el mundo, nunca le echa en cara a su amiga lo ocurrido de forma directa. Incluso llega a cumplir ese deseo tomando la identidad de la heroína más clásica que sabe pelear y abrirse camino por la fuerza a diferencia de Nieszka, quien desarrolla una magia intuitiva, especial y, lamento repetirme, mágica. Y aún así, Kasia nunca es cruel, vengativa o bruta sino que salen a relucir sus virtudes como cuando Steve Rogers tomó el suero del supersoldado se convirtió en el Capitán América y no es U.S Agent (John Walker).
No suelen gustarme los libros escritos en primera persona pero Agnieszka tiene una voz íntima y llena de reflexión que te hace sentir que es esa sabia mujer de la aldea que te está contando su gran aventura antes de acabar jubilándose en su acogedora cabaña en el bosque. Descubrir este personaje tan tierno en un mundo lleno de voces de mujeres que a veces parecen casi reproducir los mismos estereotipos tan negativos y problemáticos que llevaban arrastrando los héroes clásicos es un soplo de aire fresco.
¿Lo mejor de todo? Que nos muestra no solo las virtudes de este tipo de personajes sino también como debería ser realmente escrita una amistad entre dos mujeres muy distintas y cómo deberían ser las heroínas que inspiran de verdad.