Señó Moshuelo reseñó San Lázaro de Laura Rodríguez Díaz
Desde el cuerpo roto
4 estrellas
Interesante este poemario de apariencia leve pero con fondo, con muchos hilos sueltos, con caminos que salen de un amasijo de vísceras rotas para abrirse al mundo y mostrarnos el adentro de la realidad. Un poemario que, como la buena poesía hace, oculta lo que quiere decir, que deja indicios, que parece tratar sobre un proceso médico (así dicho, en letras cuajadas de asepsia) pero que nos lleva hasta multitud de sombras, unas frescas para el alivio y el encuentro, otras ominosas y relacionadas con cómo tratamos lo que se muere, se pudre o deja de funcionar como debería, como nos acostumbramos a pensar que debería. Y es que a mí este poemario me ha dejado un poso, una admiración de sus formas de apariencia sencilla, su pequeña condición juguetona con las notas al pie; me ha dejado cavilando y sintiendo cómo nos inculcan y nos incluyen en una película …
Interesante este poemario de apariencia leve pero con fondo, con muchos hilos sueltos, con caminos que salen de un amasijo de vísceras rotas para abrirse al mundo y mostrarnos el adentro de la realidad. Un poemario que, como la buena poesía hace, oculta lo que quiere decir, que deja indicios, que parece tratar sobre un proceso médico (así dicho, en letras cuajadas de asepsia) pero que nos lleva hasta multitud de sombras, unas frescas para el alivio y el encuentro, otras ominosas y relacionadas con cómo tratamos lo que se muere, se pudre o deja de funcionar como debería, como nos acostumbramos a pensar que debería. Y es que a mí este poemario me ha dejado un poso, una admiración de sus formas de apariencia sencilla, su pequeña condición juguetona con las notas al pie; me ha dejado cavilando y sintiendo cómo nos inculcan y nos incluyen en una película sin final, una que se corta ya con el metraje avanzado, para hurtarnos el dolor de lo que se termina, muere, se deteriora. En ese engaño, quizás necesario hasta cierto punto para no convertirnos en criaturas temerosas y cínicas, nos movemos, un trampantojo demasiado perfecto que nos impide también el valor de vivir la vida desde la querencia y no desde la obligación. Seguiré leyendo a esta poeta que tan pronto demuestra que tiene mucho que decir y que lo sabe decir con cuidado, mimo, aventura y desgarro.