Palabras del Egeo
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Pues mira que lo siento porque su "Historia menor de Grecia" me parece un libro fabuloso que he recomendado mucho, pero este me ha cabreado muchísimo. El amor del autor por Grecia es tal que le lleva a caer en falacia tras falacia con una falta de rigor tremenda. Muestra un desconocimiento profundo de técnicas historiográficas hasta el punto de considerar las fuentes mitológicas como fuentes históricas. (Aquí hago un inciso: evidentemente, los textos literarios y mitológicos aportan material útil para la historiografía, pero no pueden tomarse como hechos probados y deben servir únicamente de guía para la formulación de hipótesis o como dato adicional dentro de un proceso sistemático de investigación historiográfica). ¿Y todo para qué? Para escribir una obra sospechosamente nacionalista y helenocéntrica. Todo es griego. ¿Los egipcios? Griegos. ¿Los yacimientos de metales de ciertas zonas de Canadá? Griegos. ¿El inglés? Griego. ¿El indoeuropeo? Una invención sin fundamento …
Pues mira que lo siento porque su "Historia menor de Grecia" me parece un libro fabuloso que he recomendado mucho, pero este me ha cabreado muchísimo. El amor del autor por Grecia es tal que le lleva a caer en falacia tras falacia con una falta de rigor tremenda. Muestra un desconocimiento profundo de técnicas historiográficas hasta el punto de considerar las fuentes mitológicas como fuentes históricas. (Aquí hago un inciso: evidentemente, los textos literarios y mitológicos aportan material útil para la historiografía, pero no pueden tomarse como hechos probados y deben servir únicamente de guía para la formulación de hipótesis o como dato adicional dentro de un proceso sistemático de investigación historiográfica). ¿Y todo para qué? Para escribir una obra sospechosamente nacionalista y helenocéntrica. Todo es griego. ¿Los egipcios? Griegos. ¿Los yacimientos de metales de ciertas zonas de Canadá? Griegos. ¿El inglés? Griego. ¿El indoeuropeo? Una invención sin fundamento de gente a la que no le gustan los griegos. En fin, para qué seguir. Pero es que, a la falta de rigurosidad, se une un estilo literario por momentos mediocre, lleno de argumentos circulares, que vuelve una y otra vez a los mismos conceptos. ¿Cuántas veces nos va a repetir lo de las raíces griegas para designar el mar? Cuando se mete con el tema etimológico (esto es durante gran parte del libro), no solo resulta aburrido, sino que vuelve a demostrar su falta de conocimientos, esta vez en el campo de la lingüística histórica. ¿Qué ocurre con los sustratos vernáculos? ¿Y con las lenguas en contacto? ¿Y con los préstamos derivados de los flujos migratorios o la aparición de nuevas realidades? Nada. Eso no existe. Solo la lengua griega, que todo lo empapa. En fin, qué pena. Lean mejor "Historia menor de Grecia", que ese sí es un libro estupendo y bien documentado.