Sin duda alguna Oliver Sacks se ha convertido en uno de mis autores favoritos, creo que reúne lo mejor de varios mundos. Tiene la sensibilidad de llegarle a legos y entendidos en el mundo de la Medicina y particularmente la Neurología, además de sus amplias conexiones con diferentes segmentos artísticos, particularmente la música, una redacción clara y sencilla, capaz de divulgar el conocimiento científico, empaparnos de información de neurociencias y clínica de una manera amena. Por si todo esto fuera poco comparto el gusto con él de hablar con los pacientes por largos períodos y compartir con ellos en sus casas o sus ambientes cotidianos. Pero con este libro Sacks va más allá…

En esta ocasión Oliver Sacks no sólo nos cuenta casos de pacientes, que lo hace, sino que en esta ocasión narra en primera persona. En el penúltimo capítulo narra su propio caso y si de por sí nos adentra en la problemática del paciente y su sentir, en este caso al ser en primera persona transmite la desesperación del paciente de una manera tan vívida que nos hace sentir en carne propia la angustia y los síntomas (quizás de vivir esta imaginería sería un tema que pudiera valorar en otro de sus libros). Nos desmenuza los síntomas que lo llevaron a esa primera consulta con el oftalmólogo, el cómo se llega al diagnóstico de melanoma retiniano y todo el proceso que vivió hasta finales del 2007. Ese melanoma que años después desarrollaría metástasis hasta finalmente el año pasado dejarnos sin este autor, apasionado por la Neurología, la Clínica, el Arte, la lectura y particularmente la divulgación.

Confieso que no he leído todos los libros de este autor, pero sin duda es una de mis convicciones. Mi concepto de divulgación científica es una antes de Oliver Sacks y otra después de él. Si te gusta la ciencia, la cultura general, etc. es un libro y un autor que no puede faltar en tu mesa de lectura.