#Lecturascasaarbol aprovecho la medianoche para compartir mis pareceres sobre esta segunda fase de La lluvia amarilla. Me reafirmo en lo de que es un libro gótico, romántico, como pocos he leído. El paisaje y el clima construyen un estado psíquico en el personaje que nos llevan a un terror sublime, no típico, un terror por lo desconocido tras el que subyace una voluntad de trascenderlo y abrazar todo aquello que produce ese miedo. Sabina flotando tras la ventana. Pelos de punta, la verdad.
En estos capítulos descubrimos a Camilo y a Sara, dos heridas nuevas en el alma del narrador, que a su vez lo han alejado de Andrés. En Camilo aflora el relato de la guerra civil, el de los perdedores, desaparecidos en algún lugar y al mismo tiempo en ninguna parte, con su nombre, el que le dieron sus padres, ausente, cómo él, de las listas de muertos y detenidos. Me interesa mucho lo que os ha suscitado este personaje.
La historia breve de Sara duele especialmente. Muchas veces, desde la contemporaneidad y desde esta esquina del mundo, asumimos que hay lugares y que hubo tiempos en los que las muertes infantiles no dolían tanto. Me parece un prejuicio bastante osado, cruel y egocéntrico. Esa puerta cerrada con candado lo dice todo: una parte de la casa, de la familia y del protagonista no se conceden el derecho a existir tras la despedida de Sara.
Os dejo un texto que escribí cuando conocí la historia de un hermano de mi abuela muerto a los dos años, antes de que ella naciera. Me apetece compartirlo con vosotros porque Sara me ha hecho pensar en él
https://tinyletter.com/Albacor/letters/a-manolito
Me da un escalofrío esa respiración fatigada tras la puerta, porque creo que todos los padres hemos velado con angustia alguna vez una respiración así de trabajosa, deseando escuchar la siguiente inhalación, sin pegar ojo.
La descripción de la vida comunitaria en el pueblo, alegre y animada, incluso cuando empezaba ya el éxodo, podrían hacer pensar en el pasado que idealiza el narrador. Pero inmediatamente se esfuma cuando, poéticamente, se derrumban las paredes de esa casa dejando al aire el esqueleto metálico de una cama con correas. La vida no era fácil para todos en esa tierra que él se niega a abandonar. Creo que Llamazares no quiere engañar a nadie, que abre la puerta a esa realidad
Por último, todos los acompañantes, todos los vecinos desaparecidos, su madre, arropandole en su soledad, te hacen transitar del terror a la ternura. Abre una puerta maravillosa en el tiempo y el espacio a entender los mismos de una manera no lineal. Me ha hecho pensar en una columna de María Sánchez que me encanta y que os dejo aquí enlazada #lecturascasaarbol https://maria-sanchez.es/escoltar-os-mortos
En fin, qué cinco capítulos. Hacer sentir al lector tantas cosas en cincuenta páginas escasas es alucinante. Estoy maravillada y deseando escucharos antes de seguir adentrándome en esta lectura. No me importa ni pasar un poquito de miedo si es para pensar en todo esto que nos cuenta el autor en esta historia