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@ghose Alguna vez, hablando de este libro, hacía referencia a La montaña mágica, de Mann; no a nivel de estilo, pero sí de pensamiento. La actitud flemática, que tiene tantas lecturas, me recordó mucho a la de Hans Castorp.

Por aquel entonces, me recomendaron otra novela de características similares y que me encantó: Zama, de Di Benedetto.

@Izaro@paperjale.eus Anda, no conocía yo a esta autora. Me la apunto, aunque no soy yo mucho de sagas largas. Ni cortas, vaya.

@Patricia_Millan Pues, fíjate, que yo no tenía la idea de que sus novelas fueran lo que se entiende, entre el común de les mortales, como comerciales, sino que escribió más bien bastantes cosillas curiosas y que se salían de lo que se podía esperar. Lo mismo es que lo único que he leído suyo son las dos novelas clásicas de los 50, Soy leyenda y El increíble hombre menguante. Para mí, la primera rompe totalmente con el imaginario sobre los vampiros, creando sin querer la categoría de zombi, además con algún que otro cabo suelto que no tiene demasiado interés en aclarar; y, en la segunda, el final cosmológico me parece complejo y no fácil de digerir para las personas habituales el género fantástico o de terror, más en los años 50.

Me anoto esta :). Gracias.

@desquerres@tuiter.rocks Hijes del contexto, de las experiencias y del intento de coherencia, que es el peor de los tres, jeje. En novelas creo que me pasa lo mismo; reviso mi historial de lecturas y, salvando algún cómic, parece que elijo las cosas para pasarlo mal. Que luego estas pelis y novelas me suelen gustan mucho, vaya, porque las elijo a conciencia, pero que de todo quiere el señor, y el relajo lo voy dejando lo voy dejando... @Nanafugitiva@tuiter.rocks