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Esta novela explora a través de un amplio uso de la anáfora la represión chilena. Tomando como pretexto a un ex-policía que decide traicionar a su gobierno y al sistema de represión que ello significa(ba). No busca atraer lectores por medio de la descripción de violencia explícita, pero sencillamente con la representación conceptual basta, para que rellenemos esos vacíos con la imaginación, o tristemente con sucesos de la realidad. La utilización de una figura retórica como la anáfora, que repite incesantemente para lograr fuerza y contundencia, más allá de un elemento estilístico, es una exposición de motivos, que subraya el hecho de que hemos retrocedido cincuenta o cien años como humanidad. Así que, si pensaban que ya podíamos superar esas historias tan oscuras y dolorosas de nuestra historia, lamento defraudarlos, y lejos de considerar la obra de Nora Fernández como algo anacrónico, debemos cambiar la perspectiva y verla como una sombra que se desea mover de nuestra espalda, para ir delante nuestro.

Esta novela explora a través de un amplio uso de la anáfora la represión chilena. Tomando como pretexto a un ex-policía que decide traicionar a su gobierno y al sistema de represión que ello significa(ba). No busca atraer lectores por medio de la descripción de violencia explícita, pero sencillamente con la representación conceptual basta, para que rellenemos esos vacíos con la imaginación, o tristemente con sucesos de la realidad. La utilización de una figura retórica como la anáfora, que repite incesantemente para lograr fuerza y contundencia, más allá de un elemento estilístico, es una exposición de motivos, que subraya el hecho de que hemos retrocedido cincuenta o cien años como humanidad. Así que, si pensaban que ya podíamos superar esas historias tan oscuras y dolorosas de nuestra historia, lamento defraudarlos, y lejos de considerar la obra de Nora Fernández como algo anacrónico, debemos cambiar la perspectiva y verla como una sombra que se desea mover de nuestra espalda, para ir delante nuestro.

No es infrecuente pensar que nos pasamos la vida buscando, lo que tal vez no pensamos es que estemos escapando de la responsabilidad, de ser conscientes del pasado y del futuro. Antonio Pau escribe un ensayo que leí hace unos años, y hoy ante lo categórica que parece la realidad en todas sus vertientes, es que me decidí a releerlo. En esos ayeres fue una lectura tímida, respetuosa. En esta ocasión la aproximación fue más abierta, desinhibida, así que dejé al pobre libro ampliamente subrayado. El ensayo de un poco más de doscientas páginas, aborda inicialmente el escape o el arte de escapar, como una condición natural y esperada del ser humano moderno. Después de este preámbulo, que nos pone bastante a tono, describe distintos fenómenos ordenados cronológicamente, en los que se documentan treinta formas en que la sociedad busca escapar, como respuesta a la irracionalidad de vivir. Estas treinta maneras de escapar no son exhaustivas ni excluyentes, pero si representativas, y sirven como una exposición de motivos, que funge como una enciclopedia de la Escapología. Para quienes estamos escapando permanentemente, seguro que nos identificamos con más de una forma de huir, lo cual evidencia la ductilidad del fenómeno. La sociedad nos deja solos y estigmatizados si queremos escapar, pero este libro te acompaña y como un buen amigo te da soporte, para entenderte y seguir escapando.

No es infrecuente pensar que nos pasamos la vida buscando, lo que tal vez no pensamos es que estemos escapando de la responsabilidad, de ser conscientes del pasado y del futuro. Antonio Pau escribe un ensayo que leí hace unos años, y hoy ante lo categórica que parece la realidad en todas sus vertientes, es que me decidí a releerlo. En esos ayeres fue una lectura tímida, respetuosa. En esta ocasión la aproximación fue más abierta, desinhibida, así que dejé al pobre libro ampliamente subrayado. El ensayo de un poco más de doscientas páginas, aborda inicialmente el escape o el arte de escapar, como una condición natural y esperada del ser humano moderno. Después de este preámbulo, que nos pone bastante a tono, describe distintos fenómenos ordenados cronológicamente, en los que se documentan treinta formas en que la sociedad busca escapar, como respuesta a la irracionalidad de vivir. Estas treinta maneras de escapar no son exhaustivas ni excluyentes, pero si representativas, y sirven como una exposición de motivos, que funge como una enciclopedia de la Escapología. Para quienes estamos escapando permanentemente, seguro que nos identificamos con más de una forma de huir, lo cual evidencia la ductilidad del fenómeno. La sociedad nos deja solos y estigmatizados si queremos escapar, pero este libro te acompaña y como un buen amigo te da soporte, para entenderte y seguir escapando.

Una metanovela donde Valeria Luiselli una novela que desconozco si es ficticia o biográfica, mientras cuenta lo que parece ser una descripción autobiográfica. Esta subtrama que poco a poco transmuta en trama principal va de la vida de Gilberto Owen viendo su final, así como el final de su vista, y en el caso de ella, su vida se va viniendo abajo, derruida por la cotidianidad y la remembranza de tiempos mejores. Ante lo inerte que parece la actualidad, la nostalgia del pasado se lee más grata, como un paraíso de tiempos pasados, donde Valeria explota un lenguaje y desarrolla una ambientación que son un deleite, deseando cambiar la efímera y absurda realidad; por la heterodoxa vida real del poeta del siglo pasado. Este juego de voces, es un juego con la muerte de personajes y vidas que encuentran y desencuentran. Luiselli anima al lector a conocer a Owen, un hombre que a ojos de este libro es fascinante, apasionante y triste, no se puede pedir más. En resumen un libro que juega con la muerte, o las muertes, y el devenir intermedio, que llamamos vida.

Una metanovela donde Valeria Luiselli una novela que desconozco si es ficticia o biográfica, mientras cuenta lo que parece ser una descripción autobiográfica. Esta subtrama que poco a poco transmuta en trama principal va de la vida de Gilberto Owen viendo su final, así como el final de su vista, y en el caso de ella, su vida se va viniendo abajo, derruida por la cotidianidad y la remembranza de tiempos mejores. Ante lo inerte que parece la actualidad, la nostalgia del pasado se lee más grata, como un paraíso de tiempos pasados, donde Valeria explota un lenguaje y desarrolla una ambientación que son un deleite, deseando cambiar la efímera y absurda realidad; por la heterodoxa vida real del poeta del siglo pasado. Este juego de voces, es un juego con la muerte de personajes y vidas que encuentran y desencuentran. Luiselli anima al lector a conocer a Owen, un hombre que a ojos de este libro es fascinante, apasionante y triste, no se puede pedir más. En resumen un libro que juega con la muerte, o las muertes, y el devenir intermedio, que llamamos vida.

Es difícil reseñar un libro que me ha sido tan complicado emocionalmente, como
determinante en mí actuar. Así que para hacerlo fácil comenzaré con su argumento principal.
En términos llanos, es un mundo donde por cuestiones apocalípticas no se puede tener contacto con los animales, lo que incluye su consumo, ante lo cual la respuesta es crear castas de seres humanos exprofeso para ser fuente de carne (aunque también, vestido, diversión y perversión) para el resto de la sociedad, canibalismo a nivel capitalista.
Este modo de alimentación ya ha sido explorado en diversas ficciones, otras historias más tangibles y otras más antropológicas, las cuales siempre despiertan sinsabores (mal chiste).
En el caso de Cadáver Exquisito, lo que se hace es describir con detalle, y sin posturas de ningún tipo, el flujo que siguen los animales desde sus lugares de crianza (o fabricación) hasta nuestras mesas cocinados en trozos. Lo cual siempre parece que ocurre en otro lado, fuera de nuestra vista y nuestra conciencia; lo que nos permite degustar de sabrosos platillos, de modo rotundamente inconsciente.
El ejercicio de Agustina Bazterrica es simple en esencia, una vaca, un cerdo o un venado, es un ser humano. Así todo se transforma de maneras terroríficas, ya que se materializa: el sufrimiento, el desprecio, el sadismo, el capitalismo voraz. Este coctel de emociones ingratas contrasta con una gran simpleza estilística. Lo cual no impide que haya que hacer varias pausas para permitir que el estómago deje de revolverse, y para que las ideas y sentimientos tomen algo de serenidad.
El hecho de estar alejado del panfleto a favor del vegetarianismo o veganismo, lo torna aún más contundente, ya que solo muestra la tesis, la antítesis ni siquiera se considera. Fenómeno muy contemporáneo donde cada vez hay menos contrapesos o pensamiento crítico, así solo parece haber una respuesta: destruir o ganar al precio que sea, que casi es lo mismo.
Afortunadamente la escritora argentina no realiza campañas de marketing o proselitismo político, porque tiene la misma eficacia que las grandes industrias, aunque ella sin un fin
perverso. Es decir, lleva los hechos a un extraño y distópico mundo dominado por la posverdad, donde no hay disidencia ante la catástrofe.
Lo desafortunado es que fuera de esa ficción, en nuestra realidad esto sí ocurre, y tenemos una visión tubular bastante bien moldeada que, pareciera inhibir el pensamiento crítico.
Este libro es una caja de Pandora social y personal, nos deja en medio del desastre, como exploradores perdidos en el desierto. Tan solo con la reflexión que nos ayude a resolver los innumerables cuestionamientos que genera, que van mucho más allá de la forma en que nos alimentamos.

Pues como no todo es miel sobre hojuelas, y El País no siempre le atina a mis gustos. En este caso lo que denominan una novel satírica. Es justamente la clásica novela gringa, en la que los personajes están perfectamente diseñados para cumplir los estereotipos y ser parte de la maquinaria financiera, ideológica y cultural gringa. Es decir, una mierda en todos los sentidos, justificando lo inadmisible.
Aceptando cualquier rasgo esquizofŕenico de esa sociedad, guiada por tres ejes: redes sociales, racismo meritocrático y métricas salvajes de éxito.
Es un incordio seguir a todos los personajes, que son increíblemente absurdos e infantiles. La estructura tiene a ir de mal en peor, cayendo en el juego de la trama circular que por tanto exculpa y justifica todos los pecados. Y en este mundo oligofŕenico, la herramienta de la duda razonable para poder avanzar en el trama, es llevada al absurdo e inverosímil.
Probablemente a la sociedad que hace referencia, puede parecer una novela atractiva. Pero definitivamente es bastante soporífero querer seguirle el juego.
Por lo que a menos que quieran llenar su mente de pensamientos tóxicos y efímeros, no veo otra explicación para perder el tiempo en esta novela.

Pues como no todo es miel sobre hojuelas, y El País no siempre le atina a mis gustos. En este caso lo que denominan una novel satírica. Es justamente la clásica novela gringa, en la que los personajes están perfectamente diseñados para cumplir los estereotipos y ser parte de la maquinaria financiera, ideológica y cultural gringa. Es decir, una mierda en todos los sentidos, justificando lo inadmisible.
Aceptando cualquier rasgo esquizofŕenico de esa sociedad, guiada por tres ejes: redes sociales, racismo meritocrático y métricas salvajes de éxito.
Es un incordio seguir a todos los personajes, que son increíblemente absurdos e infantiles. La estructura tiene a ir de mal en peor, cayendo en el juego de la trama circular que por tanto exculpa y justifica todos los pecados. Y en este mundo oligofŕenico, la herramienta de la duda razonable para poder avanzar en el trama, es llevada al absurdo e inverosímil.
Probablemente a la sociedad que hace referencia, puede parecer una novela atractiva. Pero definitivamente es bastante soporífero querer seguirle el juego.
Por lo que a menos que quieran llenar su mente de pensamientos tóxicos y efímeros, no veo otra explicación para perder el tiempo en esta novela.

Es difícil reseñar un libro que me ha sido tan complicado emocionalmente, como
determinante en mí actuar. Así que para hacerlo fácil comenzaré con su argumento principal.
En términos llanos, es un mundo donde por cuestiones apocalípticas no se puede tener contacto con los animales, lo que incluye su consumo, ante lo cual la respuesta es crear castas de seres humanos exprofeso para ser fuente de carne (aunque también, vestido, diversión y perversión) para el resto de la sociedad, canibalismo a nivel capitalista.
Este modo de alimentación ya ha sido explorado en diversas ficciones, otras historias más tangibles y otras más antropológicas, las cuales siempre despiertan sinsabores (mal chiste).
En el caso de Cadáver Exquisito, lo que se hace es describir con detalle, y sin posturas de ningún tipo, el flujo que siguen los animales desde sus lugares de crianza (o fabricación) hasta nuestras mesas cocinados en trozos. Lo cual siempre parece que ocurre en otro lado, fuera de nuestra vista y nuestra conciencia; lo que nos permite degustar de sabrosos platillos, de modo rotundamente inconsciente.
El ejercicio de Agustina Bazterrica es simple en esencia, una vaca, un cerdo o un venado, es un ser humano. Así todo se transforma de maneras terroríficas, ya que se materializa: el sufrimiento, el desprecio, el sadismo, el capitalismo voraz. Este coctel de emociones ingratas contrasta con una gran simpleza estilística. Lo cual no impide que haya que hacer varias pausas para permitir que el estómago deje de revolverse, y para que las ideas y sentimientos tomen algo de serenidad.
El hecho de estar alejado del panfleto a favor del vegetarianismo o veganismo, lo torna aún más contundente, ya que solo muestra la tesis, la antítesis ni siquiera se considera. Fenómeno muy contemporáneo donde cada vez hay menos contrapesos o pensamiento crítico, así solo parece haber una respuesta: destruir o ganar al precio que sea, que casi es lo mismo.
Afortunadamente la escritora argentina no realiza campañas de marketing o proselitismo político, porque tiene la misma eficacia que las grandes industrias, aunque ella sin un fin
perverso. Es decir, lleva los hechos a un extraño y distópico mundo dominado por la posverdad, donde no hay disidencia ante la catástrofe.
Lo desafortunado es que fuera de esa ficción, en nuestra realidad esto sí ocurre, y tenemos una visión tubular bastante bien moldeada que, pareciera inhibir el pensamiento crítico.
Este libro es una caja de Pandora social y personal, nos deja en medio del desastre, como exploradores perdidos en el desierto. Tan solo con la reflexión que nos ayude a resolver los innumerables cuestionamientos que genera, que van mucho más allá de la forma en que nos alimentamos.

Lo primero que nos viene a la mente cuando oímos Isaac Asimov, seguramente es ciencia ficción. Y si no hacen esa asociación, es muy improbable que asocien a Asimov con Agatha Christie, pues en este libro, y siendo una grata sorpresa tiene grandes similitudes.
Es un libro de cuentos de misterio, doce cuentos donde un existe una trama pseudopoliciaca y detectivesca que se desarrolla en un club conformado por personajes que parecen ser protagónicos, pero son en realidad el telón para el héroe de las historias, el camarero que los atiende en todas sus reuniones mensuales, en la que debaten sobre temas variopintos y banales, hasta que siempre surge un acertijo inescrutable.
El camarero Henry es el personaje principal, que va despuntando y lidereando al equipo conforme avanzan los cuentos, con una distinguida personalidad que lo saca del estrato social al que se le asignó, y esto lo enviste de heroísmo.
Todos, salvo dos cuentos fueron publicados previamente en la revista Ellery Queen’s Mystery Magazine, y cuentan un epilogo que les da un tenue contexto.
Las historias son adictivas, ágiles, y teniendo ciertas concesiones bastante verosímiles; haciendo que las páginas se deslicen velozmente entre las manos. Además, son divertidos los guiños que se hacen a la misma Agatha Christie y la mofa hacia sí mismo.

Todo indica que es una de las grandes novelas de Ernesto Sabato, la cual revisite. Mi primer encuentro con esta novela fue en audiolibro, lo cual influyó de manera importante para que los elementos más punzantes se hicieran evidentes, ya que la edición que escuche estaba grabada con acento argentino muy porteño, y con una profunda compenetración de personaje que obligaba a odiar de modo recalcitrante a Juan Pablo Castel.
Ahora bien, en esta ocasión tuve la oportunidad de leerlo, con mi voz (aunque no puedo negar que un porteño me dictaba detrás de la oreja) y a mi tiempo, lo cual ayudó mucho para saborear mejor esta novela que fue laureada por Albert Camus. En esencia es una gran obra que discute sobre los aspectos mas sucios y profundos del ser humano, que no sólo se despiertan antes sucesos abominables o grotescos, sino incluso con el amor, que cuando se decanta en su esencia más profunda, se envilece y envenena, volviéndose una puerta de entrada a la locura, y en particular a la locura del corazón, que toma el comando del ser, y entonces el cerebro se transforma en el aliado que envilece los latidos envenenados, permitiendo que el mundo sea un escenario Dantesco en el cual nos enlodamos y sufrimos los embates de una supuesta razón que soporta incondicionalmente a la irracionalidad. Este coctel es la esencia profunda del hombre que, como un animal herido solo desea sobrevivir, aunque para ello tenga que matar.
Es un libro profundo, interesante y que revuelve el cochambre; de esas lecturas que agrada por ser molestas, incomodas e incluso tóxicas. Ernesto Sabato nos hace respirar un aire pesado, contaminado, que nos envenena.

Como consecuencia de la pandemia hubo un gran interés por las lecturas relacionadas, siendo el lugar común “La Peste” de Albert Camus.
Ahora bien, a este audiolibro llegue a través de un camino sutilmente marcado, ya que en una discusión científica se habló del papel del Dr. Francisco Xavier Balmis, a quien yo solo lo ubicaba por tener una calle que lleva su nombre en la colonia de los doctores en la Ciudad de México, y que es el domicilio del Hospital General de México, uno de los hospitales con mayor historia en el país.
Pues en esos andares estaba, cuando buscando en mi lista de audiolibros por escuchar se me atravesó un titulo que de primera intención no parecía de mi estilo (pero por algo estaba guardado), y cuando leí la sinopsis me di cuenta de que era la historia de como el Dr. Balmis trabajó hasta el cansancio para realizar la primera labor de vacunación en la Nueva España, y así reducir la mortalidad por viruela, que arrasaba con españoles, criollos e indígenas.
Esta obra es una novela romántica histórica, así que con esas aclaraciones hay que asumirla. Para mi beneplácito la parte rosa de la novela es bastante sutil, y al enmarcarse en un momento histórico complicado no se cae en estúpido romantiqueo. Se habla primordialmente de las travesías de los expedicionarios, que hacen hasta lo imposible por traer la vacuna desde la Península hasta las Américas, por un medio interesante y muy debatible a la luz de la hipersensibilidad del siglo XXI, usar niños como vectores para infectarlos y así mantener la cadena del virus por la travesía en barco y por los terrenos de la Nueva España. Para tal fin se usaron niños vulnerables, algo que hoy puede hasta parecer execrable, pero en ese momento fue el único mecanismo para arrebatarle de las manos a la viruela millones de vidas.
Como buena novela histórica, sobre ese fenómeno se desenrolla la trama, con amplias pinceladas de drama, amor y pasión en el entorno del siglo XIX. La historia es interesante y muy bien escrita, sin excesos argumentales, ni heroísmos absurdos o innecesarios.
Es un interesante acto de contrición ante esta pandemia, donde salieron de sus escondites los antivacunas y otros grupos que inundados de ignorancia y abanderados por las redes sociales se comportaron como hace doscientos años.