Es un libro demoledor.

Durante la lectura experimenté una sensación de distancia, de irrealidad, que hacía que cuando recordaba que el libro es verídico se multiplicaran las emociones sentía al leerlo. Es demencial, es brutal, es sincero. Es una búsqueda arqueológica de las bases de un país, de los restos de una civilización. Es una fotografía de un proceso de transición hacia no se sabe el qué, pero desde luego pinta mal. Ayuda a entender la relación con la muerte que tienen los rusos, que se ve reflejada en Dostoyevski y en Gogol y en toda su historia, sobre todo la reciente.

Al final entiendes lo que es el Delirio Blanco.