Review of '¡Me cago en Godard!' on 'Goodreads'
4 estrellas
Vaya tio!
Ni yo ni la contraportada estamos a la altura de este libro de autoayuda ensayo, pero propondremos unas palabras:
Yo solo vine por la entrevista de Vallín en la Tuerka, de visita, y me quedé varios días por lo afilado de su pluma. Se notan sus años de periodismo.
Lo que se promociona como un libro de autoayuda hipsteriano acaba siendo una introducción a la crítica cultural muy relevante (y a ratos graciosa!). Celebración del cine a la par que de revisión óptica a las dioptrías de la gafas marxistas: un materialismo histórico que padece del síndrome de martillo de Maslow: 'cuando la única herramienta que tienes es un martillo, todo problema comienza a parecerse a un clavo'.
Defiende de mil y una maneras su hipótesis: la existencia de un falso sesgo conservador de la producción cinematográfica estadounidense. Como otros libros de este tipo, sufre de parecerse a …
Vaya tio!
Ni yo ni la contraportada estamos a la altura de este libro de autoayuda ensayo, pero propondremos unas palabras:
Yo solo vine por la entrevista de Vallín en la Tuerka, de visita, y me quedé varios días por lo afilado de su pluma. Se notan sus años de periodismo.
Lo que se promociona como un libro de autoayuda hipsteriano acaba siendo una introducción a la crítica cultural muy relevante (y a ratos graciosa!). Celebración del cine a la par que de revisión óptica a las dioptrías de la gafas marxistas: un materialismo histórico que padece del síndrome de martillo de Maslow: 'cuando la única herramienta que tienes es un martillo, todo problema comienza a parecerse a un clavo'.
Defiende de mil y una maneras su hipótesis: la existencia de un falso sesgo conservador de la producción cinematográfica estadounidense. Como otros libros de este tipo, sufre de parecerse a ratos a un catálogo de videoclub, pero tal defecto tiene más de carencia mía que del autor. Es un libro muy valiente y bajo lo que pueda parecer una bajada de guardia ante el producto neoliberal, Vallín sabe transmitir una argumentación propia del trabajo de una vida y no del de la ocurrencia vacacional de un largo baño de verano.
Nietzsche mata a Diós y de paso a los curas, pero nuevos guías espirituales son necesitados: el existencialismo no ha muerto. Se eleva y aburguesea la artesanía separando de forma arbitraría (por un árbitro acomodado) al 'arte' de la 'artesanía'. Del sudor del artesano a la espontaneidad del uber-ensimismado-genio-artista.
Quizás tengo menos acracia de la que me gustaría, o me quedan muy bien las gafas, pero echo en falta la variable publicidad en su demostración. A mi me gustan mis nuevos curas: los elijo, los dejo y les escucho si me da la gana.
Hay un mensaje en este ejercicio de Vallín que me parece descafeinado: 'disfrutad sin complejos, os lo demuestro', es su mensaje principal. Pero mi problema no son los complejos sino el aburrimiento por la mediocridad de tener que contentar una infinidad de sensibilidades mayoritarias. Promediar sentimientos no es significativo.
Una argumentación impecable, sin duda. Pero me quedo con las gafas. Vallín descansará tranquilo pero yo me quedo de guardia. Que no me fío y no todos tenemos tan buena vista, supongo.
Un gusto de libro, encantado. Esperando lo siguiente!