Rafa Poverello reseñó Los novios de Alessandro Manzoni
Como la copa de un pino
Paseando por Milán, hace una pila de años, con una pareja de la propia ciudad, se detienen ante el inmenso portal de una casa: "Oh, foto, está es la casa dónde vivió Alessandro Manzoni"- comenta Marina, la encantadora esposa. "¿Qué era, un famoso escultor?" -su mirada pétrea y el rostro tremebundo de Giorgio me hicieron descubrir de súbito mi inmensa cagada. "Nooooo, ¿no conoces I Promessi spossi?" No sabía si mentir descaradamente como un bellaco o meterme en los próximos segundos la lengua allá por debajo de la concusilla. Evidentemente no lo pude consentir; llegué a España y lo saqué de la Biblioteca. "Tochaco", me dije. No hizo falta exceso de esfuerzo, lo aseguro, como nuestro Quijote: humor, amor, intrigas, malvados... y eso sí, decenas de páginas históricas que si no conoces el contexto o la importancia determinante en el devenir de los personajes pueden hacerse cuasi interminables.
Una cosa …
Paseando por Milán, hace una pila de años, con una pareja de la propia ciudad, se detienen ante el inmenso portal de una casa: "Oh, foto, está es la casa dónde vivió Alessandro Manzoni"- comenta Marina, la encantadora esposa. "¿Qué era, un famoso escultor?" -su mirada pétrea y el rostro tremebundo de Giorgio me hicieron descubrir de súbito mi inmensa cagada. "Nooooo, ¿no conoces I Promessi spossi?" No sabía si mentir descaradamente como un bellaco o meterme en los próximos segundos la lengua allá por debajo de la concusilla. Evidentemente no lo pude consentir; llegué a España y lo saqué de la Biblioteca. "Tochaco", me dije. No hizo falta exceso de esfuerzo, lo aseguro, como nuestro Quijote: humor, amor, intrigas, malvados... y eso sí, decenas de páginas históricas que si no conoces el contexto o la importancia determinante en el devenir de los personajes pueden hacerse cuasi interminables.
Una cosa me quedó cristalina: no era escultor, era un escritor como la copa de un pino.