Álvaro G. Molinero reseñó Ecofascismo de Lidia Sardá
El riesgo latente de occidente
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Para muchas personas puede resultar chocante que la historia de las ideas ecologistas esté preñada de contradicciones que las ha hecho susceptibles de ser utilizadas por todo el espectro ideológico existente desde el siglo XIX, que als vio nacer. Desde la izquierda radical, hasta el nacionalsocialismo. Es una incómoda verdad, un tabú en muchos casos. Pero es un hecho histórico a tener presente: la movilización por la protección del medio ambiente en sintonía con un férreo nacionalismo, racismo y/o clasismo pueden impulsar nuevas ideologías que lleven en su seno el exterminio de parte de la población humana como objetivo político.
Janet Biehl, pensadora y ensayista estadounidense, y Peter Staudenmaier, profesor de historia alemán moderna en la Universidad de Milwakee, ambos militantes de la ecología social y el movimiento verde, advierten en su libro de esta conexión, analizando las ideas ecologistas reaccionarias en el nacionalsocialismo y en sus precedentes ideológicos durante …
Para muchas personas puede resultar chocante que la historia de las ideas ecologistas esté preñada de contradicciones que las ha hecho susceptibles de ser utilizadas por todo el espectro ideológico existente desde el siglo XIX, que als vio nacer. Desde la izquierda radical, hasta el nacionalsocialismo. Es una incómoda verdad, un tabú en muchos casos. Pero es un hecho histórico a tener presente: la movilización por la protección del medio ambiente en sintonía con un férreo nacionalismo, racismo y/o clasismo pueden impulsar nuevas ideologías que lleven en su seno el exterminio de parte de la población humana como objetivo político.
Janet Biehl, pensadora y ensayista estadounidense, y Peter Staudenmaier, profesor de historia alemán moderna en la Universidad de Milwakee, ambos militantes de la ecología social y el movimiento verde, advierten en su libro de esta conexión, analizando las ideas ecologistas reaccionarias en el nacionalsocialismo y en sus precedentes ideológicos durante el siglo XIX y principios del XX, como el movimiento Völks o la Liga monista de Ernst Haeckel. El ecologista y conservador Herbert Gruhl durante los años 1960 y 1970 acuñó la frase “no somos de derechas ni de izquierdas, vamos hacia delante” que inundó el movimiento ecologista alemán durante aquellos años. El propio Gruhl sería parte activa en la constitución de Los Verdes como partido político.
El antiindustrialismo, el antiurbanismo, el romanticismo rural (que proviene del romanticismo alemán), la “vuelta a la tierra” promotores entonces y ahora de una dieta y agricultura estrictamente biodinámicas y una combinación explosiva de misticismo naturalista, ecología pseudocientífica, antihumanismo e irracionalismo. Estos valores se unieron, en la propaganda nazionalsocialista alemana, a la mitología de la salvación racial del Reich: las escuelas Waldorf, la agricultura biodinámica, la línea de comida Demeter, la línea cosmética Weleda, son solo algunos ejemplos. Muchas personas se han visto inocentemente atraídas —hasta hoy—, por estas “corrientes alternativa” que están preñadas de principios prefascistas. También lo hizo la antroposofía, una teoría evolutiva esotérica basada en la teoría de la superioridad racial, que tiene su máxima expresión en la editorial Rudolf Steiner. Los hermanos Steiner, ese ala que combinaba obrerismos, racismo y populismo dentro del nacionalsocialismo.
Lejos de ser un residuo histórico, la irrupción política del ecofascismo es un riesgo evidente por varios motivos: I) la “vuelta a la tierra” como sentimiento de vuelta al campo o la reruralización (antiurbanismo) es una idea política de plena actualidad y con la que la mayor parte de personas occidentales comulga; II) el pesimismo antropológico (una versión del antihumanismo) es hoy en día la concepción de la naturaleza humana hegemónica, III) el sentimiento de desapego con lo industrial es, en general, mucho más fuerte hoy en día que en los años 30 del siglo XX. A eso habrá que sumarle el obligado decrecimiento de la economía; IV) el misticismo economicista y el tecnoptimismo funcionan como deux ex machina en sociedades en decadencia cuyas expectativas de futuro, muy probablemente, se vean frustradas, V) el irracionalismo y el antimaterialismo plasmados en el auge de la teorías de la conspiración y de las pseudociencias es una muestra más; VI) el auge de los nacionalismo en occidente; VII) la idea de que somos demasiados en este planeta es un meme instalado en buena parte de la población de los países occidentales y en sus élites.
Todos los rasgos que se amalgamaron junto al sentimiento nacionalistas en Alemania para dar lugar a ala verde del nacionalsocialismo hoy en día siguen presentes.