📖 🤓 @somcomunitats y el Observatorio de la Deuda en la Globalización (ODG) iniciamos el grupo de lectura "Energía en #Decrecimiento".
Una mirada amplia sobre la energía desde la perspectiva del decrecimiento en cuatro sesiones virtuales dirigidas a personas que participen en comunidades energéticas. ¡Apúntate!
<<Una historia interminable es una historia no humana. La historia de la mercancía es el escándalo naturalizado de nuestro tiempo. Interminable, no porque no acabe nunca, sino porque se repite sin fin.>>
Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas, y una voz cariñosa le susurró al oído: -¿Por qué lloras si todo en este libro es de mentira? Y él respondió: -Lo sé; pero lo que yo siento es de verdad.
¿Sabéis si se puede hacer una desiderata en la #eBiblioAndalucía? Veo que en otras comunidades sí se puede, pero en esta no encuentro la opción por ninguna parte.
EDITO: ¡Sí que se puede! El botón «Contacta con nosotros» (abajo del todo en la página web) abre un formulario donde se pueden elegir varias opciones como motivo del mensaje, entre ellas, «Sugerencia de compra». ¡Gracias por la ayuda, gente!
Se discuten principios. Se da por sabido que uno, al llegar a casa, tendrá su cocido. ¿Y de dónde sale? Se afilan las ideas. Se vuelve y se revuelve lo que sí, lo que no, lo que creo yo. Y encima, dale, cuando uno vuelve a casa sigue en la discusión, y le dice a su mujer: «¿No tenía razón?» Y el cocido, ¿quién lo hace?
Estela Gutiérrez Torres (1974, Sabadell) es traductora profesional y ha traducido a Úrsula K Le Guin, Philip K Dirk, J R R Tolkien entre otros. Su primera obra como autora fue una novela corta, “La niebla“, que se publicó en 2018, y la segunda y última es la novela "El rumor del agua". Las dos están ambientadas en la misma Bretaña ucrónica y tienen el mismo protagonista, pero la historia de "La niebla" está situada cinco años después de la de "El rumor del agua", aunque salió cinco años antes. Muchos años atrás, llegó a escribir un par de capítulos de un fan-fiction, cuando aún no se llamaban fan-fictions y le molestaba que en "El señor de los anillos" hubiera tan pocas mujeres, pero que no cunda el pánico, porque no llegó a acabarlo nunca. Aunque me resistía a decirlo tiene una primorosa habilidad bebiendo cerveza. Un agente en territorio …
Estela Gutiérrez Torres (1974, Sabadell) es traductora profesional y ha traducido a Úrsula K Le Guin, Philip K Dirk, J R R Tolkien entre otros. Su primera obra como autora fue una novela corta, “La niebla“, que se publicó en 2018, y la segunda y última es la novela "El rumor del agua". Las dos están ambientadas en la misma Bretaña ucrónica y tienen el mismo protagonista, pero la historia de "La niebla" está situada cinco años después de la de "El rumor del agua", aunque salió cinco años antes. Muchos años atrás, llegó a escribir un par de capítulos de un fan-fiction, cuando aún no se llamaban fan-fictions y le molestaba que en "El señor de los anillos" hubiera tan pocas mujeres, pero que no cunda el pánico, porque no llegó a acabarlo nunca. Aunque me resistía a decirlo tiene una primorosa habilidad bebiendo cerveza. Un agente en territorio aliado se ve abrumado por la incompetencia de los demás, la suya propia y las circunstancias. Aun así deberá resolver un asesinato para salvar su nombre y el de su país.
Divertida, dinámica y entretenida. Lo paso genial en este mundo creado por Estela, con un estilo desenfadado y divertido te adentras en su mundo y entre rondas de bebidas te explica increíbles aventuras. Necesito más historias del idiota @estela#librostodon#book#lovereading#love#lectura#bookphoto#megustaleer
Una niña come helado en una banca. Su felicidad consiste en ese instante, no hay futuro, sólo ese presente. Su madre le dice que se apresure, que no tienen todo el día; ella obedece, aunque no comprende la enorme responsabilidad de ser infeliz.
Gabriela Campbell Jose Antonio Cotrina J. E. Álamo Susana Vallejo Alfredo Álamo Mar Goizueta Montserrat Segura Ricard Ruiz Garzón David Luna Marina Tena Tena.
Diez relatos diferentes pero sombríos cuanto menos.
<<Esa misma Inglaterra que vio crecer fábricas descomunales y cuidades rebosantes de modernidad, la misma que diseñó los grandes trasatlánticos y los ferrocarriles que habían de ser el epítome del progreso, puso coto a las mujeres con la construcción de la cultura de las dos esferas, que encerraba a la mujer en casa mientras el hombre ocupaba el espacio público a sus anchas. Los tiránicos tópicos de la maternidad, escondidos bajo el ideal del “ángel de hogar”, ese ser bueno, puro y abnegado, fueron el cemento necesario. La cuna del capitalismo moderno lo fue también del prototipo de la buena madre, cuya siniestra sombra se proyecta aún hoy sobre los paritorios de todo Occidente>>